Se acerca el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar y no quiero dejar pasar la oportunidad para reivindicar el papel tan fundamental que las familias empresarias tienen, no solo como motor de la economía, también como pilar fundamental del progreso de la sociedad.
Habitualmente en Glezco Asesores y Consultores afirmamos con convicción que la Empresa Familiar es mucho más que nuestra razón de ser. No se trata de una frase inspiradora o de un mero lema comercial, es la expresión de una realidad que guía nuestro trabajo cada día. La Empresa Familiar constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene nuestra economía y, sobre todo, nuestro modelo de sociedad. Representa la unión entre el compromiso, la visión de futuro y el legado que se transmite de generación en generación.
A lo largo de los años, hemos comprobado que este tipo de compañías, además de generar una gran actividad económica, representan una manera de entender la vida y el trabajo. Detrás de cada familia empresaria hay una historia de esfuerzo, de sacrificio y de sueños compartidos. Hay personas que han apostado por crear empleo, por innovar, por mantenerse firmes en los momentos difíciles y también por dejar un legado del que puedan sentirse orgullosos sus hijos y nietos.
Las empresas familiares son, además, el principal motor económico del país. Representan la gran mayoría del tejido empresarial español y generan la mayor parte del empleo estable y de calidad. Pero más allá de las cifras, lo que realmente las distingue es su alma. El empresario familiar no busca únicamente el beneficio inmediato, sino la continuidad de un proyecto que trascienda su propia generación. Su mirada está puesta en el largo plazo, en construir algo que perdure y aporte valor a su entorno.
Esa visión humanista y sostenible convierte a la Empresa Familiar en un modelo de referencia. Sus decisiones no se toman únicamente con criterios financieros, sino también con un profundo sentido de responsabilidad hacia las personas y hacia el territorio donde desarrollan su actividad. Cuando la empresa crece, no solo prospera un negocio, también hace que crezca una comunidad entera.
Y es que su principal fuerza reside en sus valores. El compromiso, la honestidad, el esfuerzo, la confianza y la responsabilidad son los cimientos sobre los que se construyen cada día. Valores que, en tiempos de incertidumbre como los actuales, se convierten en un faro que ilumina el camino y demuestra que otra forma de hacer empresa es posible, combinando la ambición con la ética, la innovación con el respeto por la tradición y la rentabilidad con el bienestar social.
Reconocer el papel de la Empresa Familiar es, por tanto, reconocer la aportación de miles de empresarios que, con su trabajo, sostienen gran parte del progreso de este país. Son ellos quienes, con visión, esfuerzo y generosidad, generan oportunidades, fomentan la cohesión social y aseguran la continuidad de un modelo económico que pone a las personas en el centro.
En un mundo cada vez más global, cambiante y competitivo, la empresa familiar mantiene viva la esencia del compromiso y del propósito. Su capacidad para adaptarse sin perder la identidad la convierte en un ejemplo de equilibrio entre tradición e innovación. Y es precisamente ese equilibrio el que garantiza su supervivencia y su relevancia en el futuro.
Por todo ello, desde Glezco Asesores y Consultores reafirmamos nuestro compromiso con las familias empresarias. Nuestro propósito es acompañarlas en su crecimiento, ayudarlas a profesionalizar su gestión, a planificar su sucesión, a innovar y a fortalecer su legado. Porque creemos firmemente que defender la empresa familiar es defender el bienestar de todos. Como ya apunto en el título, la Empresa Familiar no solo impulsa la economía, impulsa la sociedad. Es el corazón que late con fuerza en cada territorio, en cada comunidad y en cada historia de éxito que se construye día a día con esfuerzo, ilusión y responsabilidad.
David González Pescador
Socio Director de Glezco Asesores y Consultores