La entrada en vigor de Verifactu representaba un paso decisivo hacia un ecosistema de facturación más seguro, transparente y alineado con las exigencias de la economía digital. En Glezco Asesores y Consultores siempre hemos defendido que estos avances deben ser entendidos como oportunidades y no como obstáculos: oportunidades para mejorar procesos, reforzar controles y aumentar la confianza en las relaciones económicas. Sin embargo, cuando quedaba menos de un mes para que este sistema fuese una realidad, el Gobierno de España ha decidido posponer su aplicación hasta 2027. La decisión, más allá de lo estrictamente técnico, abre un debate necesario sobre la previsibilidad normativa y el respeto al esfuerzo realizado por quienes sí cumplen.

Esta prórroga deja en una posición incómoda a todas las empresas que ya habían hecho los deberes. Hablamos de compañías que habían invertido tiempo, recursos y dinero para adaptarse a Verifactu, y también de aquellas que optaron por registrarse en el Suministro Inmediato de Información (SII) como alternativa válida. ¿Qué mensaje se envía a quienes han actuado con diligencia? ¿No se está premiando, de forma indirecta, a quienes han preferido esperar hasta el último minuto? La cultura del cumplimiento necesita incentivos claros y decisiones coherentes en el tiempo; de lo contrario, se erosiona la confianza de los operadores y se desincentiva la preparación anticipada.

En este punto, quiero poner en valor el esfuerzo de las empresas en general, de las buenas y aplicadas pequeñas y medianas empresas de este país, que son las que han tenido que adelantarse, hacer bien las cosas y cumplir con diligencia de vida para adaptarse y estar preparados. Pero el problema reside en que con esta prórroga se está favoreciendo a esa parte que no son cumplidores, penalizando a quienes sí lo han hecho bien.

La medida, además,corre el riesgo de generar un efecto indeseado en 2026: empresas y asesorías que, con la experiencia reciente, decidirán retrasar su adaptación a Verifactu hasta el último segundo. Y es comprensible. Si haber hecho las cosas bien no ofrece ninguna ventaja, ¿qué sentido tiene anticiparse? La seguridad jurídica no solo depende de la calidad de las normas, sino también de la estabilidad de los calendarios previstos. La improvisación —o la percepción de improvisación— puede resultar más costosa que la propia implementación tecnológica.

Resulta especialmente llamativo que un aplazamiento de este calado se apruebe en vísperas de un puente nacional, en pleno mes de diciembre, cuando gran parte del tejido empresarial acelera su actividad para cerrar el ejercicio. Muchas compañías habían avanzado trabajo precisamente por la carga administrativa del mes y los pocos días laborables disponibles.

A la luz de este escenario, desde Glezco Asesores y Consultores seguiremos defendiendo una visión proactiva: acompañar a las empresas en la adaptación, promover la cultura del cumplimiento y reclamar un marco regulatorio estable, previsible y respetuoso con quienes cumplen en tiempo y forma. Sólo así podremos construir un ecosistema empresarial verdaderamente sólido y competitivo. Seguiremos contribuyendo a construir una sociedad mejor aportándole valor a las pequeñas y medianas empresas a través de nuestro acompañamiento y asesoramiento empresarial.

 

David González Pescador

Socio Director de Glezco Asesores y Consultores